Marca tu objetivo; según tu peso, edad y estatura; divide tus metas a corto, mediano y largo plazo. Toma la decisión y persiste, mientras haces la alimentación saludable parte de tu estilo de vida; revisa las tablas de peso para ayudarte a marcar tus objetivos y sigue los siguientes consejos.
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Una buena forma para fracasar en nuestra decisión de perder peso es pretender que solo comeremos lechuga; en general podemos comer de todo siempre y cuando sean las cantidades correctas con los valores nutritivos adecuados.
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Lo que ya sabemos es que las grasas no se llevan con la línea; así que no conserves alimentos ricos en grasas en tu cocina, prefiere los alimentos bajos en grasas o descremados, pues de cualquier forma son más saludables.
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Cuida tus alimentos y como los ingieres; Es importante el valor nutritivo, pero también la presentación de los alimentos, el ambiente adecuado y el tiempo en el que tomas los mismos. El cuerpo reacciona según su entorno y las señales de saciedad llegan a nuestro cerebro después de veinte minutos de ingeridos los alimentos. Así, con el entorno y tiempo adecuado consumirás solo lo necesario.
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Si tienes un antojo o quieres comer algo entre comidas, la fruta es tu mejor aliada; mantén el frutero lleno y otro poco de fruta picada en el refrigerador; así será sencillo que tomes esta opción que solo te aportara unas cuantas calorías.
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Distribuye los alimentos en 5 mini-comidas; esto ayuda a que tu metabolismo se mantenga activo, haciendo que gastes mejor la energía.
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Tomas 8 vasos de agua al día; la sed muchas veces suele confundirse con el hambre, así que si crees tener hambre entre comidas primero prueba tomando agua y veras que la sensación desaparece, mientras que mantienes tu cuerpo hidratado.
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Cena por lo menos 2 horas antes de ir a dormir; pues cuando el cuerpo entra en vigilia el metabolismo se vuelve más lento y contribuirá a acumular la energía en grasa.